EXPOSICIÓN

Esta exposición es una historia ficcionada basada en el relato de las mujeres que transcurre en “el fresco” de un pueblo, en ella se habla sobre temas transversales relacionados con los cuidados que viven muchas mujeres en su vida cotidiana. Esta historia está enriquecida con el material recogido a lo largo del programa y otros materiales que contribuyen a entender qué implican los cuidados y la contribución de las mujeres a ellos.

JULI

Vive en la ciudad y a temporadas viene al pueblo.

Tiene 68 años, viuda, con un hijo y una hija.

Trabajó en una empresa y dentro de su casa.

Cuidó de su madre y su marido.

dOLORES

Vive en el pueblo.

Tiene 70 años, casada, tiene 3 hijos.

Trabajó en campo con su familia y dentro su casa.

Cuidó de su madre, cuida de sus nietas/os y de su suegro.

Lucerito

Migró hace 15 años al pueblo desde Perú.

Tiene 45 años, casada y tiene dos hijas adolescentes.

Trabaja cuidando a personas y dentro de su casa.

Isabel

Vive en el pueblo pero estudió en la ciudad.

Tiene 50 años y divorciada.

Trabaja en el ayuntamiento del pueblo y dentro de su casa.

Cuidó de su madre.

Primera Escena: NOS CONTAMOS

Como cada día, las vecinas se juntan en “el fresco” un ratito en la noche. Hoy corre un poco la brisa y se está muy agusto. Dolores es la que comienza la conversación:

Como cada día, las vecinas se juntan en “el fresco” un ratito en la noche. Hoy corre un poco la brisa y se está muy agusto. Dolores es la que comienza la conversación:

Estoy agotada, cada vez es más complicado cuidar a mi suegro porque el hombre con el Alzheimer no hace más que intentar salir pero luego no se acuerda de cómo llegó a los sitios. Paco está muy preocupado e intenta venir antes de sus quehaceres para ayudarme pero no doy abasto.

En mi trabajo lo he visto muchas veces. No se sabe el trabajo que hay detrás de cuidar a una persona. De hecho hay cosas de nuestro servicio que si fuera por las profesionales, se harían mucho mejor, pero tenemos que hacer lo que nos mandan, y encima tenemos perores condiciones que otros sectores.

Es increíble lo poco valorado que está vuestro trabajo y lo que hemos hecho y seguimos haciendo las mujeres para que los cuidados salgan adelante.

La verdad es que da rabia que no se valore todo el trabajo que dan los cuidados y no hablo solo de cuidar a una persona enferma o mayor, sino lo que se hace a lo largo de una vida.

Es cierto, que desde que tengo memoria he cuidado, desde niña… Bueno claro, es que en mi generación nos educaron para casarnos y tener hijos. De hecho, es que ser mujer y cuidar iba de la mano. No sé si vosotras que sois más jóvenes, lo habéis vivido diferente.

En mi caso, me educaron para tener mi profesión, pero al migrar fue imposible homologar mi título de derecho y me tuve que poner a trabajar en cuidados que es lo que había. Y aunque Carlos está implicado, el estar pendiente de las chicas, la organización general de la casa y otras tareas, son cosa mía.

Es muy importante que se cuide y que se valore que es esencial para vivir, nadie crece solo, la comida no se hace sola, alguien te ha tenido que escuchar en tus malos momentos, como vosotras hoy a mí… No sé, espero que esto cambie y que mis nietas cuando se sienten “al fresco” cuenten que el cuidado está más repartido y que está muy valorado.

Segunda escena: NOS CUIDAMOS

En “el fresco” a veces hay risas, a veces hay recuerdos, a veces hay alguna lágrima, o a veces hay algún silencio,pero siempre es un momento de compartir y cuidarse.

En “el fresco” a veces hay risas, a veces hay recuerdos, a veces hay alguna lágrima, o a veces hay algún silencio,pero siempre es un momento de compartir y cuidarse.

En todos estos años de experiencia, una cosa esencial que he aprendido es que, para cuidar, hay que cuidarse primero a una misma. Nos han enseñado que hay que mirar hacia las otras personas antes que hacia nosotras y eso es un error.

Tienes toda la razón, Lucerito. A mí, cuando he tenido que cuidar a Juan o a mi madre, aparte de mis hijos… No paraba de pensar “Juli, piensa también en ti, busca momentos para el desahogo que, sino, no vas a poder con todo".

La verdad es que si no hay esos momentos de cuidarse a una misma y, en parte, desconectar de lo que te preocupa, es dificil mantenerse… Aunque sea escuchar música, un café con una amiga, ver alguna serie, ir a caminar un rato… No sé, pequeñas cosas…

Para mí, que tengo a la familia lejos, lo más importante en esos momentos o cuando salgo del trabajo preocupada, es poder hablar con las vecinas y las amigas… A mí hablar un ratito, escuchar otras cosas, me hace estar entretenida y olvidarme un poco. También es verdad que leer un ratito… me encanta.

Intento buscar esos momentos, como decís, pero la verdad es que no consigo desconectar. Pienso “¿Y si se escapa?”“¿Y si se cae?”“¿Y si le pilla un coche?” Además veo a Paco tan preocupado e intento hacer que esté mejor… Ya le he dicho a mis chicos que no nos den más trabajo, y que intenten cuidar de su padre también. Sé que lleváis razón, voy a ver si busco un hueco para andar porque me relaja mucho ver el campo.

Dolores, yo me puedo quedar con tu suegro, si quieres, y así vas más tranquila.

Tercera escena: NOS RECONOCEMOS Y ACOMPAÑAMOS

Las mujeres han crecido pensando que cuidar era algo innato en ellas. Socialmente, no se ha reconocido el papel esencial que tiene, ni el trabajo de cuidados dentro de casa ni fuera. En “el fresco” es un tema recurrente porque atraviesa nuestras vidas.

Las mujeres han crecido pensando que cuidar era algo innato en ellas. Socialmente, no se ha reconocido el papel esencial que tiene, ni el trabajo de cuidados dentro de casa ni fuera. En “el fresco” es un tema recurrente porque atraviesa nuestras vidas.

¿No pensáis que hay mucha gente que no es consciente de lo que implica cuidar? Yo tengo muchos dolores del trabajo, pero es que también en casa noto que tengo todo en la cabeza. Se lo digo mucho a Carlos y a las chicas, que tienen que hacerse cargo de más cosas.No me pueden llamar con cada tarea.

Te entiendo perfectamente Lucerito. Cuando estaba casada, todo recaía sobre mí, hasta saber qué íbamos a hacer los fines de semana… Parece una tontería, pero tener que estar pendiente de absolutamente todo… Si no fuera por nosotras, el mundo se caía jajaja

Toda la razón, Isabel. Sé que Paco me reconoce lo bien que cuido a su padre, pero es verdad que echo en falta que el reconocimiento sea en general, y no solo por cuidar a un mayor, sino todo lo que he hecho y hago a diario. Eso es un camino más largo…

La verdad que ha habido un cambio y los hombres se implican más. Lo veo en mi hijo, también porque le educamos para que fuera así, pero todavía hay situaciones en que la gente piensa que los cuidados son algo que está, y no requieren esfuerzo ni tiempo…

Totalmente, Juli. Además veo que socialmente, y en las instituciones, no se están dando cuenta de que tiene que haber un cambio. Claramente, hay una crisis con los cuidados. Los cuidados se deben repartir pero, además, las instituciones deben velar por hacer que todo el mundo esté cuidado, y dejar de invisibilizar a las personas que los llevan a cabo, pagados o no.

Qué bien dicho Isabel. Si socialmente no se reconoce, y se ve lo esencial que es para todas las personas que se nos cuide… Las mujeres, que somos quien más cuidamos, seguiremos precarias e invisibles… Siento que algo se está empezando a mover y cada vez se habla más sobre los cuidados. Tengamos esperanza… y sigamos cuidándonos entre nosotras.

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